lunes, 8 de marzo de 2010

COMENTARIO: "NoMiedo" de Pilar Jericó

Leer NoMiedo, de Pilar Jericó, ha sido una amena e interesante experiencia. Aunque tengo que reconocer que mis expectativas al leer la biografía de su autora no eran muy esperanzadoras. Me imaginaba que me enfrentaría a un libro plagado de incomprensibles frases, esas que a los economistas les gusta decir, quizá para que los profanos en su campo no podamos entenderlos. Pero no ha sido así. Es totalmente práctico, actual, ameno, esclarecedor, e incluso divertido. Puedo afirmar que es útil tanto para empleados como para jefes, directivos o dueños. Transmite verdades importantes, que puestas en práctica redundarán en la satisfacción y bienestar de las personas. Dicho de otra manera y, centrándonos en el campo empresarial, tanto empresario como trabajador, sacarán recompensas. El primero porque si sus empleados están satisfechos, habrá menos absentismo laboral, descenderán los costes, además de que las horas de trabajo serán más productivas, lo que se traducirá en un aumento del valor para el producto o servicio que se produzca; en resumen, aumentarán los beneficios. Para el segundo, es obvio, la satisfacción y la ausencia de miedos, conseguirán que las horas de permanencia en el trabajo no sean un mero deseo de que el tiempo transcurra para que lleguen las de descanso y ocio, además de sentirse parte protagonista del proceso productivo, con el consiguiente sentimiento de autorrealización y bienestar personal.

La utilización del miedo, como método de gestión, se ha empleado durante siglos y se continúa haciendo. Pilar Jericó nos invita a poner en marcha la opción del NoMiedo, más rentable, basada en el talento, el cambio y la innovación, con ejemplos reales que muestran que no es un pensamiento utópico, sino una posibilidad y a la vez una necesidad, porque la trepidante realidad que nos ha tocado vivir, con sus constantes y acelerados cambios, lo requiere; porque el futuro depende de ello y de los que son capaces de enamorarlo.

La comprensión del origen biológico del miedo, de las zonas de nuestro cerebro que son activadas a raíz de determinados sentimientos y de cómo razonamos y reaccionamos ante determinados sucesos nos ayuda a entender que el miedo ha contribuido enormemente en nuestro proceso evolutivo, que es necesario para protegernos de las amenazas. Es por eso que nuestros padres nos educaron avisándonos de ciertos peligros, meter los dedos en el enchufe, beber de la botella de lejía, asomarnos a la terraza… bueno, intentemos olvidar lo del “coco que se lleva a los niños que duermen poco”. No iban a ser perfectos, ¿verdad? Ese miedo que paraliza y que nos impide poner en juego todo nuestro potencial es el que Jericó llama miedo tóxico, en oposición al anterior, bien etiquetado por ella como equilibrante. El tóxico nos perjudica, tanto a nosotros como a nuestras empresas, repercutiendo en nuestra felicidad y en la cuenta de resultado de éstas. Ambos miedos son muy distintos, pero nacen de la misma emoción. La autora los compara con el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Cuando entra en escena Mr. Hyde afecta profundamente nuestras capacidades y decisiones, tanto en el trabajo como en fuera de él, impidiendo la realización positiva de nuestras acciones.

El miedo y la motivación son dos caras de la misma moneda y hemos de entender que ambos son esenciales para entender los comportamientos de los profesionales en las organizaciones. Citando a la autora: “La motivación nos mueve a conseguir un fin; el miedo nos moviliza para evitar una amenaza”. Por eso, es posible, conociendo nuestras motivaciones, saber cuáles son nuestros miedos. Así, podemos distinguir cinco motivaciones que van de la mano de sus correspondientes miedos y de otros que se derivan de éstos. Por poner un ejemplo, si a alguien le motiva sentirse integrado en el grupo (afiliación), le aterrará el rechazo, el miedo a ser distinto, a destacar. Recuerdo una película donde el protagonista, un empleado de una compañía estadounidense, al ser nombrado jefe de sección contrata a otro para que ocupe su puesto y él pueda seguir disfrutando de tomar café con los compañeros de trabajo y no sentirse desplazado. El resto de motivaciones son: las relacionadas con las necesidades básicas y el miedo a la no supervivencia, el logro y el miedo al fracaso, el poder y el miedo a su pérdida y la suma de todas las anteriores asociada al miedo al cambio. Un análisis de todos ellos, plagado de ejemplos y citas podemos encontrarlo en el segundo capítulo del libro. Merece la pena destacar las historias de éxito, que se oponen a cada uno de los miedos, para demostrar que se puede vencer al miedo con la innovación, rompiendo las reglas que se imponen. Por supuesto, esto supone arriesgar y, en muchas ocasiones, el éxito no está garantizado, lo cual implica asumir el precio del error, pues puede aparecer el sentimiento de culpa. Pero seamos como decía Simón Bolívar y que tan oportunamente cita Pilar en su obra: “El arte de vencer se aprende en las derrotas”.

Una forma de abrir nuestra mente a esta nueva idea consiste en analizar el precio del miedo, para las empresas y para las personas. Cuando la competencia era previsible, los mercados estables, los clientes cautivos, los profesionales sólo debían obedecer como autómatas y las tareas eran repetitivas y monótonas, la gestión basada en el miedo era posible. Pero ahora, la competencia es imprevisible, los mercados inestables, los clientes libres para elegir, y se requieren profesionales creadores y con todo su potencial disponible. Para conseguir este tipo de profesionales hace falta una gestión basada en el NoMiedo, una que les convierta en parte activa y protagonista del proceso, colaboradores responsables dentro de un equipo que trabaja unido por el mismo objetivo. Las empresas tienen que adaptarse a los mercados y necesidades actuales, la solución pasa por reinventarse, adoptar nuevas formas de gestión. Los estudios realizados por Raj Sisodia, Jag Sheth y David Wolfe sobre sesenta organizaciones punteras estadounidenses que analizaron su estilo de dirección y sus resultados financieros muestran que aquellas dirigidas por directores generales que inspiran respeto, lealtad e incluso cariño habían incrementado sus resultados en los últimos años un 758%, frente al 128% que lo aumentaron las principales quinientas empresas estadounidenses.

El entorno actual genera miedos ante el futuro, la globalización. Las reglas del juego están cambiando. China está despertando. Uno de cada cinco habitantes es ciudadano chino. La incertidumbre está servida y los miedos a flor de piel. Pero las compañías tienen el desafío de afrontarlos y de no emplearlos como herramienta. El coste de no hacerlo repercute directamente sobre los profesionales y sobre los resultados de las empresas. No olvidemos que cuando el miedo entra, el talento se aleja, y con él la innovación, la creatividad, al igual que la calidad de vida y la felicidad de las personas.

El gran desafío para las empresas reside en romper la inercia basada en el miedo. El capítulo cuatro nos va a mostrar los mecanismos de actuación y el marco necesario para aislar el miedo que se cierne sobre las organizaciones. Entre ellos una redefinición del proyecto de la empresa:

- que equilibre las fuerzas entre los participantes, basado en el respeto, la integridad, la comunicación y la excelencia, que cree valor de forma equilibrada para los cinco participantes de la empresa: accionistas, directivos, profesionales, cliente y sociedad

- que el poder esté al servicio de la empresa y basado en la participación y no de los intereses personales de quienes lo ostentan

- líderes valientes que afronten sus propios miedos, que ilusionen, que dejen hacer y no se dedique únicamente a controlar para mantener el estatus

- sistemas que vigilen el poder y refuercen el NoMiedo

- y la comunicación, el desafío que ayuda a prevenir los efectos del miedo y amortiguar la incertidumbre

Con respecto a los profesionales, cuanta más seguridad tengan en sí mismos, menos miedos sentirán. Aunque el desafío no es luchar contra ellos, pues es inevitable un cierto grado de miedo o estrés, sino evitar que nos dominen. Ante la amenaza surgen cuatro alternativas: la defensa agresiva, la retirada, la inmovilidad o la sumisión, además de otras intermedias como una más elaborada y no sujeta a nuestros instintos animales: ¡enfrentarse al miedo! Mirar al miedo a la cara se nos presenta como el desafío por excelencia y, tener una motivación para lo que hacemos, ayuda a conseguirlo enormemente. Una de las técnicas para superar los miedos, creo que los psicólogos le llaman “tu peor fantasía”, consiste precisamente en imaginar aquello que más temes todos los días durante unos minutos, dejando volar la imaginación y recreándose en lo que pasaría si ocurriese, yendo cada vez un poco más allá. Si alguna vez eso ocurriese, ya no sería tan terrible, pues lo hemos vivido innumerables ocasiones.

Para terminar, una reflexión importante sobre tener o ser que, en mi opinión puede aplicarse a cualquier aspecto de la vida. ¿Qué preferimos: tener o ser? Desde el tener somos más vulnerables al miedo, pues podemos perder aquello que poseemos, pero desde el ser, los cambios pueden producir incomodidad, pero difícilmente miedo.

Quién esté libre de miedo, que tire la primera piedra. Y qué mejor manera de superarlo y afrontarlo, que comprendiéndolo e identificando sus causas. Pilar Jericó nos da las claves para hacerlo en su obra “NoMiedo”.

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